martes, 22 de septiembre de 2015

Programa SF 175 - Luis Alberto Quevedo y Magallanes - 19 de Septiembre de 2015

El P.J. 
por Mariana Moyano
Editorial del 19 de setiembre de 2015.
Bombardean desde el aire. O minan el terreno. Según las épocas, los contextos y las necesidades. Pero en la mira, pareciera que siempre tienen lo mismo: el voto que no les gusta, de los que a ellos no les gustan. Por pobres, por provincianos, por K, por desprolijos o por peronistas.
La excusa la encuentran fácil. Y si no, la crean. Queman urnas, por ejemplo. Hugo Alarcón, un candidato de la boleta del opositor José Cano fue hallado como el responsable del escándalo de incinerar esas cajas de cartón que no son otra cosa que la voluntad popular. “La elección se vio empañada por hechos de violencia extrema, que incluyeron el incendio de una treintena de urnas en el interior y el ataque a balazos contra dos sedes de la oposición en la capital. (…) En la comuna de Sargento Moya, 45 kilómetros al sur de la capital, donde fueron quemadas las dos urnas en las que estaban habilitadas para votar 558 personas, lo que obligó a suspender la elección. Por el hecho, fueron detenidos tres sospechosos, entre ellos Hugo Alarcón, candidato a delegado comunal de esa localidad por el opositor Acuerdo para el Bicentenario”, informó un diario y no uno que tenga especial simpatía por Jorge Alperovich, José Manzur o Cristina Fernández. Eso dice la crónica de La Nación del lunes 24 de agosto.
Pero la información concreta, los datos puros y duros quedaron o en algún cesto de basura o en algún pliegue cuando tiraron del mantel. Entonces, lo que primero fue el grito histérico de “fraude, fraude”, se convirtió con los días en otro alarido que crea sonido ambiente y mucha confusión: “clientelismo, clientelismo”. Y aparecieron los famosos bolsones como argumento para anular esa voluntad secreta que cada ciudadano introduce en la urna como acto de soberanía individual y política.
La discusión quedó enganchada, sucia, como ese ruido en el carburador que no deja a gamba pero molesta y puede llevar el avance a complicaciones mayores.
De esa zona de sonidos confusos o humo negro tironean, borronean, nos marean, meten denuncias judiciales en los fueros que no corresponden. Logran que dos jueces del contencioso administrativo hagan usurpación de competencias, se metan en el terreno de la justicia electoral y vetan el voto. Ya no con botas, ahora con el PJ. Y no hablo de esa sigla que tanto miedito les da a cierto “bienpensantismo impoluto” que escucha Partido Justicialista y parece que hubieran visto al mismísimo demonio. Me refiero al Poder Judicial, o mejor dicho, al Partido Judicial, la pata letrada del Poder económico.
Las elecciones no valen, dice este PJ. No valen porque no les gusta el resultado. Entonces, indican, “va de nuevo”. Como si el sufragio popular fuese lo mismo que un tiro de generala en que un dado cayó torcido. “Va de nuevo”, dicen. Y si uno enfoca bien, se da cuenta que no podían decir otra cosa un 16 de septiembre, porque son eso que siempre fueron.
Así, con un fallo de decenas de páginas de hojarasca y saraza, dos magistrados, en 8 fojas resolutivas y 5 fundamentos cuyos cuatro principales argumentos son un programa del showman de los domingos, el reconocmiento del gobernador Alperovich que se repartió mercadería, una nota de La Gaceta de Tucumán y una grabación de una pelea en una unidad básica nos dicen que las elecciones no valen. Que pido gancho y que vamos de nuevo. Ni una palabra en los espacios de la resolución sobre la quema de urnas.
“Mamarracho”, le dijo Raúl Zaffaroni, uno de los maestros, al fallo. Otro de los troesmas, Julio Maier, escribió en Página 12 y lo puso en estas palabras: “El desconocimiento de la voluntad de la mayoría para la ocupación de cargos públicos de primera magnitud, base ineludible del Estado democrático, sufre un golpe artero que, a decir verdad, se parece mucho a las históricas ‘proclamas revolucionarias’ de los golpes militares a los gobiernos civiles de turno, golpe ejecutado esta vez por jueces a quienes la democracia no sabe contestarles, no tiene experiencia en este tipo de lides y, por ende, acepta sus decisiones.
La ‘justicia’ del Poder Judicial ha cantado cuando salió la luna a la manera de estos tiempos, en los cuales oposición significa confusión, pura suma, el litigio parece representar al avasallamiento de las instituciones y, por fin, la Justicia es aquel juego al que se dedica una casta de juristas pagos por el Estado para instaurar el triunfo de sus intereses de clase, y Derecho son las reglas y mecanismos irracionales que gobiernan el juego de esos intereses”. En el ángulo la pone Don Julio. Inatajable.
Leí en twitter algo genial por lo gracioso si no fuera grave: “Mandemos a los jueces tucumanos a Brasil, así jugamos de nuevo la final contra Alemania”. Buena la humorada si esto no fuera un Golpe, un Golpe del nuevo PJ, un Golpe del Partido Judicial.
Hace ya un rato que parecen estar más convencidos ellos que el propio Frente para la Victoria de que no llegan. Y como ya no son los dueños de la Fuerza Aérea, no bombardean. Ahora minan el terreno. Con la otra pata del Poder Económico que labura en tándem con el Partido Judicial: los “fierros mediáticos” como les dijo una vez un ex Presidente al que algunos tildaron de exagerado por recordar, en pleno destitucionismo agropecuario, la similitud de comportamientos con los comandos civiles. Valgan estas fotos de tragedia y farsa para ver la película completa: por aquellos días teníamos las rutas cortadas por las máquinas camperas y las 4x4; hoy la Plaza Independencia tucumana está cercada por tractores que, como dijo Eduardo Barcesat, son vehículos cuya mayor similitud es con un tanque.
Vienen desde las PASO. Porque, entendamos, desde el mismísimo 9 de agosto, la operación ya no tiene más como blanco a CFK. Van por legitimidad del próximo gobierno, si es del sello que a ellos se les ha vuelto pesadilla. Quieren -si gana- un Daniel Scioli limado y deslegitimidad y sospecha de ilegalidad del triunfo desde el minuto cero.
Muchos ya conocen mi teoría del cuchillo y la piedra pómez aplicada a los medios de comunicación. No me gano un Doctorado con esto. Pero es tan visual que ayuda a que todo el mundo entienda. Sencillita, la cosa es más o menos así: en las notas periodísticas se adjetiva, se editorializa. Que es autoritaria, pedante, stalinista, fascista, fachoprogresista, hipócrita y así… con ese siempre tan moderado tono van calificando a la Presidenta. Que el hijo y una ex ministra tienen cuentas que no tienen, que un ministro gana lo que no gana o que la que habla tenía dólares que nunca tuvo. Esa es la herida con cuchillo afilado. Va directo, se ve, se palpa, se observa, se nota y es, básicamente, pasible de ser circunscripta.
Lo peligroso es lo otro: el laburito de esmerilar. Aparece sutil, con medio dato. Verosímil éste, o veraz, o cierto. Medio dato. De él se agarran. Ahí se afirman para empezar. Y arrancan: que una sugerencia al pasar, que un comentario de un dirigente en algún programa de cable de un canal en particular, que la puesta en título de ese textual en el diario del día siguiente, que una pregunta sobre la temática en otro espacio del mismo canal, que un informe son testimonios individuales (la parte) que reemplazan a lo general (el todo), que le pedimos notas sobre la temática a firmas con cierto peso, por ejemplo “La fabricación del resultado electoral”, por la politóloga –radical ella, dato que no nos dan- Liliana De Riz, en las páginas de opinión; que una nota de uno de los más abyectos “El fantasma de la trampa en la elección presidencial”, en las otras páginas de opinión del otro diario que juega en esta operación; que una gran crónica con el título rataplán de “El gobierno busca neutralizar el pedido de transparencia electoral”. Escenario construido. Diagnóstico instalado. Y entonces llega momento propuesta: la invalidación a futuro de determinado resultado electoral que aún ni siquiera sucedió. Y para variar, el que pone la pluma es el siempre dispuesto a colaborar con toda posibilidad de debilitamiento de un proceso popular.
“¿Y si Zamora es presidente?”, tituló su nota del 13 de septiembre. Y esto sugería Joaquín Morales Solá: “Envuelto en la sospecha y el descrédito, el viejo sistema electoral podría dejar a los argentinos sin un presidente nuevo el 10 de diciembre. Habrá un presidente electo, pero nadie sabe ahora cuándo estará en condiciones de asumir. La estrechísima diferencia que señalaría un triunfo en primera vuelta o la necesidad de una segunda ronda abrirían un período de alta conflictividad política y electoral”. Temerario comentario que suena a propuesta, a proclama. Y sigue: “Así como Scioli es el candidato más votado en las mediciones de primera vuelta, Macri lo es en las encuestas sobre el ballottage. ¿Qué sucedería si cualquiera que saliera segundo planteara la necesidad del escrutinio definitivo o la revisión de muchas urnas en todo el país para aceptar su derrota? ¿Cuándo los argentinos (y el próximo presidente) sabrán quién ganó definitivamente? Un cuadro de extrema conflictividad podría llevar la definición hasta más allá del 10 de diciembre.
Cristina Kirchner y Amado Boudou deberán irse el 10 de diciembre, pase lo que pase. La única alternativa posible sería que Cristina le entregara el gobierno al presidente provisional del Senado, el radical K Gerardo Zamora, uno de los peores líderes feudales del país, hasta que la Justicia proclame al nuevo presidente. Una fuente inmejorable de la justicia electoral, consultada sobre la posibilidad de que Zamora termine siendo presidente provisional del país, contestó con una frase corta, seca: ‘No es imposible y ni siquiera improbable. Todo dependerá del grado de los litigios políticos y judiciales’”. Este jueves 17, el mismo escriba, fue por más, ya con ese fallo tan 16 de septiembre en sus manos: “El oficialismo ha quedado en Tucumán en el peor de los mundos (…) Podría ser un caso aislado en el turbulento norte argentino, pero no lo será nunca cuando faltan apenas 40 días para las elecciones que señalarán quién será el próximo presidente de la Nación”.
Imprudente fin de nota le podríamos decir si a él le importara algo la responsabilidad de lo escrito en un medio sobre el acontecer democrático. Pero no podemos perder el tiempo. Ya sabemos lo que él piensa del sistema.
Y la costurita la terminan con notitas al pasar: En Misiones, en las PASO, el FPV ganó por 40 puntos de diferencia. Sin embargo, el diputado de la UCR Luis Pastori denunció un intento de fraude para octubre. “Están ocurriendo hechos que confirman el clima fraudulento”, dijo en ese tono de nada, vaguedades e instalación de sospechas que de tan difuso es tan complicado de combatir. Porque es como el humo, se cuela. Porque es humo, pero nubla la vista. “En Chaco, la oposición volvió a denunciar irregularidades”, publican hoy. 60/40, 70/30 les va a salir, pero en lugar de aceptar la voluntad popular recurrirán al gritito histérico y al PJ, o sea, al Partido Judicial. Ganaron en Córdoba; ni pío hemos dicho. Una década completa de menemato nos fumamos y nunca jamás gritamos “fraude”, porque el problema siempre es político y no de mecanismo electoral. Ni esa la saben jugar limpia.
Sucios como papa andan. Fernando Niembro (que es Macri) imputado por la posibilidad de haber lavado guita pública; el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que clausura un galpón donde se guardan los móviles de un canal de cable que no les simpatiza por supuestas irregularidades en la habilitación. Sin que medie ninguna modificación de nada en el estacionamiento, ese mismo gobierno de la ciudad desclausura el sitio. Leí por ahí que parece que el Muro de Clarín llega hasta la puerta de C5N y no es un disparate. Primero porque es la Agencia gubernamental de Control a cargo del ex carapintada Juan José Gómez Centurión la encargada tanto de decidir la clausura como de no tirar abajo el paredón y segundo, porque son los que decían que TN podía desaparecer los que ni se inmutan (y aplauden o justifican) ante la puesta de obstáculos a otro canal de noticias. Y el juez Carlos Fayt la corona: él avisa que renuncia, pero el 11 de diciembre, cosa de llegar a fin de año con todo bien, bien, enredado.
Todo este panorama es temerario. De aventureros. Pero lo que más me impactó de la semana fueron dos aspectos de todo esto. Por un lado, la profunda, despreciable, ruin, indigna y descarada falta de respeto por ciertos votantes. Hubo cajas PAN en la Argentina y no fue lo mejor, pero eso no hizo despreciable a quienes las recibieron. ¿Realmente en nuestra política hay dirigentes que creen que por dos kilos de papa, cuatro paquetes de arroz y un par de zapatillas un ser humano, un padre, una madre, un joven que vota por primera vez emitirá su sufragio referenciado sólo en ese paquete de productos? ¿Es en serio que piensan eso? Si es así y acaso les importa, sepan que tienen todo mi desprecio. Así como la posesión de pocos recursos no es sinónimo de delincuencia tampoco lo es de indignidad. Sépanlo. Los desprecio a quienes piensan eso. Por ignorantes, por soberbios, y por elitistas.
Lo otro que llamó mi atención fue que quienes barrenan la política y que no la nadan, estaban convencidos que “los K” estaban ocupados operando contra Niembro. Se les cayó rápido esa certeza. Encima, sobre sus cabezas. Y quedaron con la mandíbula por el piso cuando se dieron cuenta que la “operación” estaba apuntando a lograr que 136 países de las Naciones Unidas contra 6 votaran a favor de la patriada más grande que un Estado ha dado en un intento por ser soberano y pelearles de igual a igual a los poderosos.
Señores que desprecio: sepan que quizás sea por cosas como éstas que quienes aceptan ayudas del Estado que está ahí para protegerlos luego terminan votando como lo hacen. Sepan que quizás a ésos que menos tienen los pone orgullosos que su celeste y blanca esté dando batalla contra los que en el mundo se quedan con lo que a ellos les corresponde. Sepan que tal vez valoran que día a día y pasito a pasito se tire de la cuerda para volver al fifty- fifty.
Señores que desprecio: ustedes no son ni tan honestos ni tan republicanos. Ya quemaron todas las naves.
Y no quiero reiterarme, pero voy a terminar estas palabras como lo hice hace poquito. Esta pelea va por los que aún falta subir al tren, por los que quedaron en el camino, por los despreciados por no tener más de eso material que para ellos es igual a conciencia. Pero sobre todo, el voto y la batalla que se viene es, sepámoslo, en defensa propia.

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