lunes, 2 de junio de 2014

Programa SF 113 -Emilio Pérsico - 31 de Mayo de 2014


Textos que son rutina.
por Mariana Moyano
Editorial SF del 31 de Mayo de 2014

Estos textos semanales son una rutina. Estas palabras que les propongo, y que solemos compartir, son una costumbre. Un hábito laboral. Pero ante todo –y esto puede que suene a confesión- son un intento de ordenamiento mío. Personal y necesario. Un modo de balance, de búsqueda de síntesis en cuyo recorrido voy alcanzando algún grado de reflexión que sin el detenimiento, en la vorágine y el vértigo del día a día no lograría jamás. Es una búsqueda (ímproba y fracasada antes de empezar, obviamente) de un Aleph de los acontecimientos semanales, pero de esos que suponemos dejarán alguna marca más allá de la coyuntura.

Por estos días la labor fue más fatigosa, más abrumadora y más ingrata que de costumbre porque hubo mucho de lo muy importante, pero también demasiado de eso que abunda en la superficie y que suele merendarse lo fundamental. Y los medios que construyen, además de agenda, formas de abordar la política contribuyeron con mi confusión general.

Empecemos. El domingo 25 fue, al menos para mí, una verdadera sorpresa. Después del 25 de mayo de 2013, cuando un océano de personas inundó la Plaza de Mayo y las inmediaciones –incluso ampliando ese perímetro con generosidad- como pocas veces antes, no suponía ni esperaba en este 2014 semejante marea humana. Fue un acontecimiento político de dimensiones que si la realidad cotidiana no nos pasara tan por encima, deberíamos detenernos bastante más de lo que lo hemos hecho. Quedamos más estacionados en la burda, tosca, ramplona, ordinaria y vulgar operación de Clarín y La Nación de negar por completo el hecho y no dedicar más que miguitas a uno de los acontecimientos políticos más notables (al menos, de lo que va del año) que en razonar sobre qué, cómo y por qué aquello había ocurrido. Es lógico. Sorprende todavía hoy semejante nivel de bajeza, de indignidad y de indecencia periodística. Pero siento, de todos modos, que ocupamos más energía en los negadores que en nosotros mismos protagonizando la conmemoración de la gesta del 25.

Vino el martes. Y vino la frase espantosa del Ministro Florencio Randazzo (tan espantosa como intrascendente, digamos; tan fuera de lugar como poco importante que podemos compararla con aquella de Massa y la escena hipotética de su hijo de 8 años fumando marihuana). Pero poner más luz ahí que en los nuevos trenes es, incluso, de peor calaña que la oración en sí.
Eso y el graffiti en tanto expresión se convirtieron en punto nodal de debate y corrieron –con agentes intencionados o desconocedores de eso central que se esconde detrás de la charla zonza- el eje de la discusión.

Con toda sinceridad, esta discusión me recordó a cuando en los años noventa debatían, algunos, admirados sobre el fenómeno de los Okupas de Barcelona y ponían cara de asco cuando veían a peruanos copar con las tomas de casas de la zona del Abasto. Me resultó inevitable que retumbara en la cabeza aquella cínica frase menemista sobre los niños ricos con tristeza.

Pienso que hace falta aún mucho para que nos reconciliemos con lo público, que comprendamos cabalmente qué es la propiedad del Estado como para que pongamos por delante las volteretas sobre el arte hermano del hip hop. Por otro lado, para quienes alguna vez pintamos alguna pared con consignas políticas, es sencillo reconocer lo rápido que debíamos salir corriendo si alguien nos veía o denunciaba. No había espacio para la zoncera. Sabíamos que estábamos violando leyes y eso implicaba hacerse cargo de las potenciales consecuencias. Lo digo con vehemencia porque me irrita cierto pasar por la vida con gestito indignado y de yo no fui.
Así que se perdió de vista –y cómo colaboramos para que así fuera; en el barrio le dicen tirarse un tiro en el pie- lo que implica política, simbólica y materialmente la renovación de una línea como el Sarmiento. Llena de tragedias personales, rutinarias, históricas e institucionales. Y, además, nadie dijo en voz bien alta lo que ya es dato político de relevancia: si tantos cañones, y de tantos costados, apuntan a la cuestión del transporte, más como intento de embarrar la cancha que como crítica honesta de todo lo que falta, es porque el oficialismo ha empezado a moldear una figura hoy ministro que, evidentemente, molesta en la competencia electoral. Así que, propongo, seamos cuidadosos. No sea que nos disparemos, ahora, en el otro pie.

No pasaron ni 48 horas y uno de los ignotos pero centrales personajes del think tank de la derecha autóctona mostró, otra vez, la herida que el oficialismo le había causado al establishment con el acuerdo con el Club de París.

En twitter se presenta así: “Economista. Libre comercio, bajos impuestos y gasto público,educación e instituciones. Milton Friedman,Borges,Cortázar. De Pergamino,cuna del yuyo.Hincha del Santo”. Y en esa red social escribió sobre lo logrado con el organismo internacional: “No tienen nada. Es puro humo”. Lo mismo había dicho en La Nación: es “humo la negociación con el Club de París. El Club niega que haya comenzado y el Gobierno dice que sí comenzó”.

Me detuve, pensarán ustedes, demasiado en un personaje menor. Pero este señor siempre me ha sido sintomático de eso que está al margen y cuando se vuelca al centro de la escena sincera la discusión. Porque es de los crudos, de los que no tienen caretas, de los que hablan desde las tripas del poder real. En pleno 2008, ese año que se me parece y aparece cada vez más como un símil K del 17 de octubre, escribió en, dónde si no, La Nación un artículo titulado: “Kirchner, el Chávez rubio” y expresó allí lo siguiente: “Como natural consecuencia, la "mancha voraz" de un Estado en expansión, parece devorarlo todo frente a los ojos impávidos de millones de argentinos. El espíritu de Hugo Chávez nos sobrevuela. El correo, los radares, el agua, Aerolíneas, los trenes, las importaciones, la fijación de precios, los pagos al exterior, el mercado de cambios, la producción de carne, leche, trigo, maíz, petróleo y energía fueron los felices predecesores de la vuelta al estatismo stalinista que nos regala casi a diario la pingüinera gobernante”.

Uff. Cuánto odio, pero cuánta honestidad brutal. En estos párrafos perdidos, uno a veces encuentra respuestas a algunas citaciones a indagatoria de último momento y hasta en la fecha elegida para ella. No porque jurídicamente no corresponda, sino porque los cuándos de la parte mayoritaria del Poder Judicial no suelen ser una casualidad sino parte de un esqueleto diseñado hasta en la minucia.

Decía párrafos perdidos y quien aún me sigue, pensará que la perdida soy yo. Puede parecer que sí. Y puede que lo esté un tanto. Pero lo que me desveló, preocupa y turbó toda esta semana es la débil comprensión de lo que implican los movimientos del Estado, qué es para la cotidiana de cada argentino n meneo del aparato burocrático, cuál es el reverso de esa moneda.

Es obvio afirmar que cuando la Presidenta habla algo dice, pero esta semana tan difícil de meter en el Aleph, lanzó una expresión que no fue retomada con ahínco. Casi que pasó desapercibida y quisiera aquí enmendar eso. Dijo ella: “es importante la forma de comunicarnos entre todos nosotros (…) para ayudar y para tener ideas y soluciones. Esto lo saqué del Papa Francisco. Él habla del “habraqueismo”. ¿Qué es? Es el “habría que”. Bueno, nosotros no estamos con el “habraqueismo”. Estamos con el hoy, el ahora, el hacer y, sobre todo, cuando te dicen “habría que” los que ya tendrían que haber hecho cuando fueron quienes no lo hicieron… no importa, eso fue un chascarrillo mío aparte”.

Me gustó porque el Estado no es un sitio fácil. Ni amable, ni sencillo. Tiene reveses que no van ni con los tiempos, ni de la mano de las ganas, las de propios y las de ajenos. Pero es el sitio. El único lugar desde el cual lo que se hace tiene verdadera capacidad de instalación, posibilidad de dejar huella. El desafío está en que ese aparato se parezca cada vez más a los deseos de las mayorías y a los anhelos populares.

Dice Jorge Luis Borges en ese cuento insuperable que ya en un exceso de irrespetuosidad mencioné al comienzo de esta desordenada especulación que “empieza aquí mi desesperación de escritor. Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten.¿Cómo transmitir a los otros el infinito Aleph que mi temerosa memoria apenas abarca?”. “Lo que vieron mis ojos” –dice el incorregible escritor- “fue simultáneo”.

Se lo robo con descaro e insolencia: lo que sentí estos días, pues, también. Y sigue él y yo continúo con el hurto: ““Lo que sentí estos días fue simultáneo: lo que transcribiré, sucesivo, porque el lenguaje lo es”.

Así que en ese tono fue este escrito. Por el camino de que “nuestra mente es porosa para el olvido” y con la certeza de que cada hecho debe ser puesto en la dimensión que le corresponde porque, de lo contrario, sucumbirá a las fauces de quienes no sólo obstaculizan la transformación sino, y sobre todo, batallan en pos de que las reformas sean sólo efímeras. Saben, como sabía esa primera persona del cuento que “ese cambio era el primero de una serie infinita”. Y es eso lo que no pueden ni permitirse, ni permitirnos. No pueden consentirlo. Y no podemos nosotros dejarnos llevar por las ondulaciones de la superficie. En el fondo es donde están los nudos y si queremos, los Aleph. Esos que contienen en un solo punto la razón de ser de lo que uno está hoy, aquí, no diciendo lo que “habría que”, sino con todas las dificultades, haciendo.

1 comentario:

  1. Feliz Día de ... y como viene desafiando con razón nuestra jefa al relato establecido.

    Día del Periodismo y no del Periodista.

    Según la efemérides del Ministerio de Educación:

    El Día del Periodista fue establecido en 1938 por el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Córdoba, en recuerdo del primer medio de prensa con ideas patrióticas. El 7 de junio de 1810 Mariano Moreno fundó la "Gazeta de Buenos Ayres", primer periódico de la etapa independentista argentina. La Primera Junta indicó por decreto su fundación por ser necesario anunciar al público los actos oficiales y las noticias exteriores y locales. Sus primeros redactores fueron Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Juan José Castelli.

    "¿Por qué se han de ocultar a las Provincias sus medidas relativas a solidar su unión, bajo nuevo sistema? ¿Por qué se les ha de tener ignorantes de las noticias prósperas o adversas que manifiesten el sucesivo estado de la Península?... Para el logro de tan justos deseos ha resuelto la Junta que salga a la luz un nuevo periódico semanal, con el título de la Gaceta de Buenos Aires".
    (Mariano Moreno, Gaceta de Buenos Aires del 07 de Junio de 1810)

    No es la persona de Mariano Moreno sino el colectivo de la Revolución por medio de la Primera Junta.

    Por otro tema caí en esta definición y no pude de dejar de pensar en cambiar "psicópata" por "periodista independiente"
    un psicópata es una persona a la cual le falta la capacidad de ponerse en el lugar de los demás, es decir, carece de empatía, no sintiendo emociones por aquellas personas que le rodean. Son individuos que además no tienen remordimientos, por lo que el hacer daño a otro, ya sea físico o psicológico, no le genera ningún problema.

    Saludos Mariana, que vos te los mereces por tu sensibilidad y capacidad.

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