lunes, 28 de diciembre de 2015

Programa SF 189 - Guillermo Moreno - 26 de Diciembre de 2015

Editorial SF del 26 de diciembre de 2015 
por Mariana Moyano

Es ostensible que bastante de lo hecho tocó el hueso. O mejor dicho, y aunque las analogías anatómicas no sean particular e ideológicamente muy simpáticas, algo de lo realizado conmovió el corazón de los intereses que no deben ser conmovidos si se quiere que el monstruo descanse y no sea despertado. Pueden haber sido decisiones políticas que fueron al centro de lo que el capitalismo simbólico no quiere que cruja. O, quizás y también, al nudo de lo que capitalismo material necesita se mantenga incólume. Puede que nos lleve un rato entender exactamente cuál fue el núcleo que se tocó y puede que jamás se termine de saber con exactitud adónde se perforó. Pero es evidente que bastante de lo hecho tocó donde no había que tocar.
La virulencia lo muestra. La brutalidad. Esa ferocidad con que arrancaron los famosos 100 primeros días del nuevo gobierno –si es que sigue existiendo esa idea en el análisis de las ciencias políticas- hecha a fuerza de decretazos para meter con fórceps a dos jueces en la corte, la orden dada desde el poder político para que la Gendarmería metiera bala de goma sin negociación, la aparición de camiones hidrantes en los lugares más simbólicos de la queja pública, el forcejeo a fuerza de DNU de los requisitos de la Oficina Anticorrupción para que deje de ser necesario ser abogado para ocupar la titularidad de ese organismo, la denuncia penal contra el presidente de la AFSCA para sacarlo a como dé lugar del edificio que comanda, la policía, el vallado y la faja de clausura a una entidad que vela por la aplicación de una ley, la explicación ministerial de que una norma sancionada por el Congreso debe ser apaleada si al Presidente no le va en gracia, el levantamiento del aire de un programa de televisión que se animó a poner en tela de juicio tanto a los preceptos liberales como a las vacas sagradas del periodismo, el sonsonete bobo y el escrache berreta (en la mejor tradición de caza de brujas que se ha iniciado) a una periodista porque posee un teléfono de Apple para que ese humito tape la barbaridad de un presidente de vacaciones mientras se le inunda el litoral, la utilización de un error dolorosísimo para poner en tela de juicio nada menos que el Banco Nacional de Datos Genéticos, la denuncia penal contra –como alguien la llama- la tercer argentina más famosa en el mundo luego de Diego Maradona y el Papa, Hebe de Bonafini sólo para que se calle, el fenomenal traslado de riquezas vía devaluación y quita de retenciones a quienes si algo no necesitan es dinero, el mutismo peligroso frente a la aparición de un nieto (hijo con madre viva, para más) restituido o frente al avance de los carcamanes para que el Poder Judicial se detenga ante la connivencia civil en las atrocidades de lesa humanidad.
Algo, alguito, de lo hecho en los 12 años pasados lesionó al que no debe ni rozarse si el poder político no quiere que el poder real se lo almuerce de un bocado.
Quizás puede que parezca menor, pero estoy convencida que algo de lo que más molestó es que del temeroso susurro en micro-mundos, ciertos nombres, marcas y acciones hayan pasado a la cola de la carnicería. Decir en voz alta Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto, poder económico, crímenes de civiles, Ledesma, Ford, Mercedes Benz, Papel Prensa, cerealeras, HSBC, JP Morgan y otros tantos que se han vuelto comentario de mesa de ocasión no es buen negocio para Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto, el poder económico, los civiles que necesitan tapar sus civiles, Ledesma, Ford, Mercedes Benz, Papel Prensa, las cerealeras, el HSBC y el JP Morgan. Y no porque se me ocurra a mí, sino porque lo explicó con toda claridad Alfredo Yabrán cuando Mariano Grondona le preguntó “¿para usted qué es el poder?”, “Impunidad”, le respondió el empresario: “Para mí el poder es impunidad”.Y ese poder impune no viene ni solo ni dado. Se construye con invisibilidad, con anonimato y sin nada de lo propio expuesto.
Por eso, si se quiere combatir el desigual poder de los poderosos de verdad se pueden tomar decenas, cientos de medidas económicas, o sea, políticas. Pero la primera, la que más duele, la que más les duele es que se los señale, se los nombre, se les ponga cara y nombre y se les desempolve el pasado.
Julián Ercolini llegó como juez del fuero federal junto con Daniel Rafecas, Ariel Lijo y Guillermo Montenegro. Lijo hizo todos los deberes para convertir a Amado Boudou en el enemigo público número uno y Guillermo Montenegro dejó el Partido Judicial para hacer lo suyo desde el PRO. Ercolini es un magistrado lento para algunas causas y Speedy González para otras. Cajonea Papel Prensa pero adquiere una velocidad envidiable para aceptar una denuncia penal contra Martín Sabbatella y, de ese modo, habilitar la clausura del organismo que aplica la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Y Rafecas pareció quedar en la otra punta del péndulo cuando en lugar de hacerse el gil ligó, vinculó, puso en un mismo mosaico, delito económico y crimen de lesa humanidad. “Existen distintos elementos que determinan la conclusión de una clara inescindibilidad entre los hechos de privación ilegal de la libertad que tuvieran por víctimas a una serie de personas vinculadas con la firma Papel Prensa y la eventual comisión de ilícitos referidos con la transferencia presuntamente compulsiva de acciones de esa empresa que se encontraban en propiedad de la familia Graiver”, escribió en su sentencia del 7 de julio de 2010.
Ercolini tampoco necesitó ni 24 horas para sentenciar que no iba a tomarles declaración indagatoria a Herrera de Noble, Magnetto, Mitre, al abogado Juan Gainza Paz y al ex secretario de Desarrollo Industrial de la dictadura Raymundo Pío Podestá. El titular del juzgado 10 sostuvo que no había respaldo legal suficiente para sospechar que hubo irregularidades en la adquisición de la empresa Papel Prensa por parte de los diarios La Nación, Clarín y La Razón a la familia Graiver/ Papaleo.
Papel Prensa no es un caso más. Es un ícono del poderío del poder real que no debe tocarse y que se ubica incluso por encima del poder de los que eligen quién vive y quién muere durante una dictadura. Por eso, desempolvar es peligroso si uno no quiere ganarse enemigos de ese fuste. El relato -en una de las actas de la CAL que aparecieron junto con toda la documentación del edificio Cóndor- del entonces capitán de Navío Alberto D´Agostino, designado por decreto 2414/77 como representante del Estado (de aquel Estado de mano de hierro) en el directorio de Papel Prensa da cuenta de lo que aquí se cuenta. Según consta en ese acta, D´Agostino indicó: “A poco de iniciarse las gestiones, como es de conocimiento de Su Excelencia el señor ministro, se planteó la interpretación del alcance del punto 7 del decreto 2414, al decidir el suscripto con su conocimiento y aprobación asistir a las reuniones de Directorio. Ello motivó que se suspendiera la reunión de ese día para estudiar por ambas partes el problema. Con fecha 30 de agosto se realizó la misma y ante el mantenimiento por parte de los señores Ricardo Peralta Ramos, Bartolomé Mitre y contador Héctor Magnetto, de la posición de no permitirme el acceso a la misma, el suscripto levantó un acta ante escribano público dejando constancia de la situación. Atento a lo expuesto y acorde con las directivas recibidas al respecto, se trasladó este problema a ese Ministerio”. Que se entienda: en pleno 1977, cuando las detenciones seguidas de tortura y desaparición estaban en su pico más elevado; en medio del momento de mayor brutalidad criminal de la dictadura, los representantes de los tres diarios se dan el permiso de impedir al representante de la Junta Militar que participe de una reunión de directorio de una empresa de la cual el Estado es parte.
Al poder político que se mete con eso es al que hay que tutelar y llamar al orden. Dentro de las reglas que ponen los que ganan, no está permitido pasarse de listo.
Esas fuerzas ya se han no sólo reorganizado sino que tienen ahora legitimidad política para decidir desde la Rosada. A eso ni se lo enfrenta ni se le discute con política de salita verde o con denuncismo silvestre. Cabeza, cuerpo, organización y dirigentes a la altura necesita esta nueva etapa que ahora lidera una derecha que no es igual a la tradicional, sino que se sirve de disfraces, oenegeismos, colores y trampas diarias en las cuales puede caer hasta el más avezado.
Lo mío no es ni miedo, ni sobreestimación. Es prudencia, demanda de buenos diagnósticos, mirada amplia, llamado al estudio sesudo y el fin de cierta canchereada, minimización y encierro que lo único que trajo fue tragos de los más amargos.

1 comentario:

  1. Te dijeron que los pibes de La Cámpora estaban armados para poder cagarlos a palos sin que te preocupe. Te dijeron que los kirchneristas somos todos unos choriplaneos mantenidos del Estado para que nos puedan despedir, rebajar el sueldo y suprimir paritarias sin que te preocupe en absoluto. Te dijeron que los K son todos corruptos para que la corrupción de ellos te parezca una simple travesura. Te dijeron que Cristina era soberbia y su gobierno era una dictadura para poder destrozar el país con 50 DNU en 15 días ignorando el Congreso sin que te pongas nervioso. Te dijeron que el INDEC era mentiroso para que ahora te digan que no hay más INDEC ni estadísticas de nada y lo tomes con una sonrisa. Te dijeron que no iban a contarte quiénes manejarían la economía del país hasta que ganaran las elecciones para que ahora venga Prat Gay a contabilizar los aumentos a valor pizza, y te parece simpático. Y también te dijeron que los periodistas eran perseguidos por pensar diferente y que TN podía desaparecer y lo que desapareció fue la libertad de expresión y los que tenían miedo de desaparecer terminaron gobernando. Y por supuesto te dijeron que las Madres de Plaza de Mayo eran todas una mierda, miserables, mantenidas, detestables, para que ahora, si una patota de aquellas que tenían guardadas en las sombras entra en la radio de las Madres y la destroza y las amenaza de muerte como en la viejas y no tan lejanas épocas de la auténtica dictadura a vos se te escape una sonrisa mientras repetís aquello de..."está muy bien, algo habrán hecho".-

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