Editorial del 20 de Junio de 2015
por Mariana Moyano
Todo texto, presentación, columna de opinión, editorial discute con
alguien; debate con algún interlocutor o con una idea. Se explicite esto
o no, siempre es así. Porque nada es de la nada. Nada. Nunca. Ni los
sucesos históricos ni un escrito argumental. Siempre hay una trama. Un
antes, una causa, un disparador y, seguramente, habrá un después que
constate y que responda. Por eso la elección de quien escribe o polemiza
es a quién y con quién lo hace. Estas jornadas huracanadas y de
altísima política (me) proponen la –como llamamos en la disciplina
académica de la Comunicación- construcción de varios interlocutores
válidos.
- Los kirchneristas randazzistas fanatizados que quieren darle clases
de kirchnerismo a Cristina Fernández de Kirchner
- Los randazzistas-neovandoristas-cristinistas que pretenden un cristinismo
sin Cristina.
- Los que pensaron que Cristina Fernández de Kirchner y Néstor Kirchner
no eran peronistas y se desilusionan cuando toman medidas y decisiones
desde esa, su pertenencia histórica.
- Los que me dicen que el kirchnerismo es más que el peronismo, pero que,
en realidad lo que quieren decirme es que el peronismo es menos.
- Los que están tranquilísimos sólo porque Carlos Zannini estará allí
y no se ponen en guardia viendo qué ocurrió en la Argentina con otros
vicepresidentes.
- Los que eligen a Eva, sólo a Eva, sin Perón y siempre de pelo suelto.
Ese evitismo torpe que, en el fondo, como me dijo estos días un colega
brillante, esconde el rinconcito gorila de quien la coloca en la
historia solita.
- Los kirchneristas que no quieren, ni gustan, ni confían, ni hubieran
optado por Scioli desde la más absoluta buena fe.
- La oposición partidaria oportunista que ve en cualquiera que le da
un portazo a la Presidenta a la esperanza blanca.
- Los que Raúl Zaffaroni bautizó estos días como los empleados bien
pagos de los grupos de poder y los desahuciados de la política que van
gratis a rendirles pleitesías a esas corporaciones que les tiran las
sobras.
- La derecha viva, la astuta, que está buscando el modo de
hacer trastabillar 12 años de proyecto político por un graph exagerado
de 678.
- Los que están buscando la grieta para colar la dinamita
que destruya 12 años de construcción y reparación de derechos y, sobre
todo, la posibilidad de algún grado de continuidad.
- Los que creían o aún siguen creyendo que la política es el arte
de hacer lo que quiero, cuando quiero y si me dan ganas.
- Los que creen que militan porque escriben mucho en twitter.
- Los que están convencidos que postear en Facebook es igual a meter
las patas en el barro.
- Los que le piden a la Presidenta que les haga política delivery: que
les lleve hasta la puerta de sus casas lo que a ellos les gusta
completito y sin fisuras ni grises.
- Los que cuando uno habla de conducción, responden con un llamativo:
“yo no soy PJ, ni derechista, ni vertical, soy independiente”.
- Los librepensadores bien liberales que creen que domar al potro siempre
corcoveante del Estado y sus intereses en pugna es sentarse y decir “habría que”.
O sea, los habriaqueístas, la corriente más despreciable de todas porque ni tienen
buenas ideas ni saben cómo llevarlas a cabo.
- Los que considero mis compañeros en esta ruta, con quienes no siempre coincido,
pero con quienes sé que siempre estaré del mismo lado.
Me dirigiré aquí a varios de estos interlocutores. A algunos les he puesto
cara y nombre porque con ellos he intercambiado ideas y opiniones y hasta
he peleado fuerte estos días.
A otros los he construido en mi imaginación con retazos de ciertas frases
leídas en las redes sociales u oídas en Tv y en debates cara a cara.
Y lo voy a hacer desde la más cruda honestidad y en primera persona porque
siento haberme ganado el lugar para hablar desde un yo armado con esfuerzo,
estudio, aprendizaje, oreja frente a los que saben, cierto grado de
coherencia –que para mí no es ni linealidad ni repetición monocorde- y el
mantenimiento de un ramillete de principios a lo largo de los 32 años que
llevo de amor con la política.
Lo voy a decir de entrada y sin vueltas: Daniel Scioli no es ni será el candidato
al que me hubiera gustado erigir como heredero de estos 12 maravillosos años
de política en estado del más puro roncanroll.
No me gusta que Ricardo Casal sea Ministro de Justicia y menos me gusta que
Alejandro Granados sea Ministro de Seguridad. Pero no me olvido que el kirchnerismo
decidió que fuera él, y no otro, dos veces gobernador de la provincia de
Buenos Aires, que su frase memorable de “Con la comida no se jode” fue
afiche K en la 125 de plena soledad kirchnerista y que cuando Néstor Kichner
le solicitó que fuese candidato testimonial en el oscuro y a contrapelo 2009, él fue.
No me gustaScioli como no me gustan varios de los “estilos” –por llamarlo de algún
modo- de Gildo Insfrán, ni entregarle todo a la megaminería, ni que
Sergio Berni diga ciertas cosas que dice sobre los colombianos, ni la
radicalidad clerical de Julián Domínguez, ni la oposición ya expresada
de la jefa de Estado a la despenalización del aborto, ni que este
gobierno haya propuesto la ley llamada “antiterrorista”, ni que haya
sospechas sobre César Milani.
Pero:
- soy respetuosa de que en Formosa fueron los ciudadanos de esa provincia quienes
lo pusieron como gobernador a Insfrán y lo vienen revalidando, me guste a mí desde mi
centralidad porteña o no.
- entiendo que no puedo pedirle a San Juan que se desprenda de la minería sin ofrecer
una alternativa posible para ese estado provincial que es 80 por ciento roca y
desierto, al que es fácil criticar desde la pampa húmeda donde uno siembra papel
y crece una biblioteca
- conozco cómo en los inicios del gobierno de Néstor Kirchner, cuando las calles eran
puro piquete y conflicto fue el actual Secretario de Seguridad de la Nación el que
negoció una por una con las organizaciones sociales, sin palo ni policía y a
fuerza de dar la palabra para encarrilar los conflictos y darles soluciones a corto plazo
mientras la generación de empleo se ocupaba de la salida de fondo.
- puedo ver cómo el titular de la Cámara de Diputados de la Nación se
paró detrás de ese grupo de mujeres que éramos convocantes a acompañar
la marcha del Ni una Menos y que llevábamos puesto el pañuelo verde -
esa identificación de la campaña Nacional por el aborto legal- sin un
solo pero y acompañó el documento en el cual se asumía que la ausencia
del debate parlamentario sobre el aborto era una “deuda pendiente”.
- es evidente que Cristina Fernández sabía, cuando la designó al frente
del bloque de diputados del oficialismo, que Juliana Di Tullio es una
militante feminista pro aborto legal y que se ha pronunciado varias
veces respecto de que si el proyecto obtenía consenso ella no iba a
vetar esa ley.
- entiendo que la llamada ley antiterrorista fue una concesión que debió
hacerse al CIADI y que, por un lado, fue usada únicamente para que un
represor prófugo en el exterior dejara de cobrar su jubilación y que fue
un pedido al Congreso por un gobierno que se cansó de sancionar legislación
a favor de los trabajadores, de los más vulnerables y que nos regaló el sueño
impensado de que la Argentina discutiera los medios de comunicación y
desenmascarara a los poderosos de la Argentina de una vez.
- hubiera preferido que el jefe del Ejército no tuviera ningún tipo de
cuestionamiento, pero también sé que no hay sentencia firme y que si el
diario La Nación se embandera en los Derechos Humanos para cuestionar
al militar que reurbanizó el barrio La Carbonilla junto con Hebe de Bonafini
y las Madres, el gato encerrado anda por el lado de los Mitre.
La política –ya lo deberíamos haber aprendido- es transitar las épicas que
podemos vestir y disfrutar llenos de purismo, celebrarnos por lo dicho-hecho, ver
noqueados a los dueños de siempre, pero es también saber cómo caminar las zonas grises.
Entender qué decisión no explicitada toman los líderes; qué nos está
indicando la conducción cuando opta por A o por B.
La derecha mentirosa e hipócrita y los que sólo quieren que la política sea show se
han hecho un festival con algunos zócalos de 678. Allá ellos. ¿Me están
pidiendo que discuta coherencia con quienes levantan y señalan con
deditos cargados de la mugre de lo hecho por ellos el día anterior y que
no pueden sostener su propia palabra –porque no la tienen- ni media
semana? Gracias, paso. Tengo cosas mucho más productivas que hacer.
Porque ya ni enojan. Dan fiaca.
A los compañeros que hacen una
queja individual porque –pareciera, al menos hasta hoy- no habrá
Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias para elegir candidato a
presidente en el Frente para la Victoria, quizás se les haya escapado un
detalle que transmitiré aquí a modo de pregunta y de escenario
hipotético: ¿qué hubiera ocurrido si, tal como muchos querían -y hasta
quizás, queríamos- la Presidenta ungía a Florencio Randazzo como su
precandidato, armaba una lista de precandidatos a diputados puros,
purísimos K y luego esa lista iba a las PASO y era derrotada por la de
Daniel Scioli? ¿Cuál era la fortaleza política que le quedaba a la
Presidenta, pero sobre todo a la jefa del Movimiento hacia adelante?
¿Notan que el triunfo de Scioli podría haber sido absoluto y no habría
ningún Carlos Zannini en quien recostar argumentos, esperanzas o
negociaciones?.
Con su decisión de ubicar a Zannini en la boleta
en el cargo de candidato a vicepresidente de la Nación, la Presidenta
ocupó el martes el centro de la escena –ya a esta altura, podemos decir
con ironía: para variar- y todos los círculos concéntricos de un modo
tan absoluto que dejó a las oposiciones partidarias y corporativas en un
espacio marginal, en el cual debieron conformarse para anunciar y
desanunciar candidaturas y para patalear vía portada de diarios o para
hacer el ridículo con frases del estilo “se viene el maoísmo”.
Error grande, creo, el del Ministro Florencio Randazzo de decir no,
decir luego sí y volver a decir que no a una propuesta más que
atractiva, poderosa y estratégicamente valiosa. En primer lugar, porque
si se es parte de un proyecto colectivo no se dice que no. Lamento mucho
desilusionar a los librepensadores, pero estos doce años no se han
construido a fuerza de “yo quiero” ni de “a mí me gusta”. Se han creado
lidiando con los conflictos reales, de la vida real y con los actores
reales de la no siempre dulce, pura y hermosa política nacional. En
segundo lugar si se es “soldado del proyecto”, “soldado del pingüino”,
“el más puro representante del proyecto que comanda Cristina”, pues, con
más razón, saludo uno y a hacer lo que corresponde. En tercer término,
hay que tener mucho, muchísimo cuidado con la desautorización a la
propuesta Presidencial y a la sazón a la de la jefa política, sobre todo
en el mismísimo día en que ella había ratificado con creces su
autoridad presidencial y la de jefa política del espacio más importante
de la Argentina.
Y no puedo evitar la pregunta jorobada pero que sé se hacen varios:
¿si pudo decir que no a una demanda de la Presidenta en ejercicio, qué
garantía podríamos tener de que ya en la jefatura del
gobierno nacional hubiese tomado el rumbo definido con la líder?.
Estos años tuvieron varias cortinas de fondo: “Vengo bancando este
proyecto…”, y que “en los malos momentos” íbamos a estar, que había
“soldados del pingüino” y que si la tocaban a Cristina se iba a armar
flor de quilombo. La Presidenta hace una jugada de jaque, para que sea
mate, y con dolor oigo y veo decir y escribir que “Con Néstor esto no
hubiera pasado” y parrafadas de lecciones de kichnerismo a CFK. Curioso.
Sorpresivo, para decir lo menos.
Es una verdad de perogrullo,
una obviedad a esta altura, pero parece que hay que enterar a varios,
así que en este preciso momento voy a dar una primicia nacional: la
presidenta Cristina Fernández de Kirchner es peronista. Fin del
Comunicado. Esto no implica, de ninguna manera, decir que la única
estructura posible es la del PJ, y es reconocer que el kirchnerismo es
el peronismo del siglo XXI, ese que puede contener, contentar y ungir en
los primeros lugares a quienes no son peronistas. Pero reconocer esta
novedad no puede habilitar a pretender que la conductora se desprenda de
quien es por una razón muy sencilla: ella -con el compañero que partió y
con la historia peronista de ambos, esa que incluye no haberse ido y
quedarse peleando desde adentro durante todo el menemato, con zonas
épicas y zonas grises- fue la que nos trajo hasta aquí. Y la única
manera de seguir avanzando es fortaleciendo ese liderazgo, más allá de
cuánto nos guste o no la figura y las políticas del candidato. Porque si
florecieron mil flores no fue para quedarnos como espectadores mirando
un bello y perfumado jardín, sino para que la sabiduría de la savia
nueva sepa qué hacer cuando crezca la maleza o cuando alguno pretenda
pisotear lo sembrado.
El kirchnerismo lejos está de ser un
bloque homogéneo, monolítico, uniforme. Vaya esta notificación para la
derecha que quiere presentarlo como el sinónimo del estalinismo más
rancio y para la simpatía tibia de Palermo rúcula. Hay 11 millones de
votos que deberán ser la barrera para que la ola amarilla no se expanda
por la Argentina. El “me gusta” o el “no me gusta” individual y
solitario, en lo personal, me lo guardo para el Facebook. No confundo
postear con militancia. Y he aprendido a lo largo de los años que los
deditos en V no son una selfie, sino un compromiso. Por todo eso –y una
larguísima lista que sería imposible reproducir aquí- tengo desde hace
años un accionar y una frase: por un lado, miro dónde están las dueñas
de los pañuelos blancos y allí me encolumno y si me equivoco, lo hago
con ellas. Y por el otro, me repito como mantra un principio que me ha
sacado siempre de los más confusos atolladeros: señores, trago sapos por
la sencilla razón de que no como vidrio.
Excelente Mariana!!!, seria muy valioso que todas las notas que presentas al inicio de tu programa publicaras un libro por la realidad historica, poetica ysocial. Gladys Alvarez.
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