Se entreabrieron tres puertas.
por Mariana Moyano
Editorial SF del 31 de octubre de 2015
Se entreabrieron tres puertas. La más cercana, la primera, con la piel
aún rosada del cachetazo, la que quedaba a más corta distancia de la
calentura y la sorpresa, era la del enojo. La furia con los votantes. Y
la caída abrupta en ese doble discurso facilón de que cuando alguien
vota como a mí me gusta es el pueblo que gana conciencia y puede contra
la industria de captura de mentes; y cuando no, estoy rodeada de un
ejército de miles de hijos de puta sin memoria que compran lo que dicen
los medios y ya. Siempre me consideré un poquito más inteligente que
eso, así que ahí no me sentí muy cómoda.
La otra puerta que se
me presentaba era una igual de sencilla pero que da porte de
intelectual: quedarme quieta y analizar y meta analizar los por qué de
un triunfo no más holgado. Señalar quiénes no habían hecho qué cosa,
buscar responsables individuales, nombre propios, sectores, acciones
específicas, convalidar algunos de mis pronósticos y mantenerme ahí, en
el rol de comentarista de la política y con el diario del lunes
masturbarme en él habríaqueismo (despreciable siempre) pero en este caso
señalando hacia el pasado. Es decir potenciales brillantes miradas pero
bien al pedo porque lo ocurrido, hecho está.
Había una tercera
entrada, una puerta apenas entreabierta. Más lejana y con una luz
todavía no muy potente: la del futuro, el cerebro en plena potencia y la
acción. O sea, la de la política en cuerpo. La praxis en el sentido más
gramsciano posible.
Costó llegar ahí, pero me impuse la
ceremonia del protocolo institucional de la Nación. Tres días de duelo y
bandera a media asta y arrancar. ¿Como una estúpida tipo yegua criada
para correr sólo hacia adelante y en velocidad con las anteojeras que me
impiden ver hacia los costados? No soy tan tonta. Y además, prefiero
los equinos de polo. Corren como los dioses, son rayos en velocidad,
pero han sido enseñados a tomar nota de los movimientos sutiles: apenas
un poco más de peso en un estribo y doblan hacia ese lado; un cambio de
peso del cuerpo del jinete, y giro hacia el otro. Son veloces y
brillantes, pero comprenden los movimientos ligeros, suaves, de gran
avance y si es necesario leve retroceso. Son básicamente astutos. Y acá
no hay que ser matungo sino caballo (o en este caso yegua) bien
enseñada.
La acción por la acción misma no nos lleva muy lejos.
Uno se siente en movimiento pero también se cansa pronto porque no ve
resultados. Un manto de la misma sensación cayó sobre millones, parece. Y
de pronto, en esa especie de “de la nada” (que nunca es, porque si algo
tienen los acontecimientos construidos por sujetos sociales es
historicidad) comenzaron a llegar, a llover, convocatorias,
invitaciones, motivaciones, agrupamientos que le pasaron por arriba y
sorprendieron como pocas veces a los más experimentados dirigentes,
intendentes y funcionarios. Almitas, pequeños fuegos, individuos que no
quisieron ni saberse solos ni dar un paso en falso hacia el infierno del
pasado cercano y comenzaron a construir.
Y que una gráfica de
Zamba con Mickey como nuevo director de programación de Encuentro si se
viene el PRO, y que un investigador del Conicet que pegó en la puerta de
su departamento del 5° “A” una fotocopia con las tarifas que proponía
para lavar los platos en caso de un triunfo de Mauricio Macri en la
segunda vuelta, y que el logo de Fútbol para todos vuelto Fútbol para
pocos, y que Zamba con pelo amarillo y bigotito Micky Vainilla, y que
YPF pero con el isotipo de Shell y que la cuñada de Marcelo Tinelli
asustada reenviando un texto para los desmemoriados, y que un plenario
el sábado en la Facultad de Periodismo de La Plata convocado
inicialmente por las –así autodenominadas- “mujeres que no votamos a
Macri” y terminó en un multitudinario encuentro y que Parque Centenario
con una convocatoria de artistas, y que en Lanús calles cortadas en un
improvisado plenario que finalizó con la consigna “Por qué no Macri”, y
que Florencio Varela en Calchaquí al 6200 docentes de la Universidad
Nacional Arturo Jauretche se convocan para defender el proyecto nacional
y popular, y que H.I.J.O.S. Provincia estaba armando un comunicado y
que en Rosario se reunieron en La Toma, un ex hiper mercado que quedó en
manos de sus empleados luego de la debacle neoliberal, y que en una
esquina de un barrio un automovilista se cruza con una cartulina hecha a
mano y marcador escolar con la leyenda “a los 90 no volvemos, Scioli
2015” y que el Facebook de Daniel “Semilla” Bucciarelli, el gran bajista
y guitarrista y artista plástico que fue parte de los Redondos desde
1982 hasta la separación del grupo, con su “no lo haga o estamos
perdidos. No soy K pero tampoco soy idiota” y el del ex Bersuit Gustavo
Cordera con su “le voy a dar valor a mi miedo y voy a votar a Scioli” y
que las voces de Néstor Kirchner hablándonos desde el más allá sobre
“Daniel” y la de Mordisquito mostrándonos qué es lo que va a suceder el
22 y esas consignas que nacen cuando se está con la neurona atenta: “Tu
voto vale por DOS” (en ese juego del número y las iniciales del nombre
del candidato del Frente para la Victoria) y una foto que recorre las
redes con un obrero con casco azul y una cartel hecho sobre un cartón y
con marcador negro “Porque quiero conservar mi trabajo yo voto
Scioli-Zannini”, y que llamados y mensajes de Whatsapp desde las 8 de la
mañana hasta bien entrada la madrugada en los últimos 5 días de gente a
la que solemos llamar “suelta” o amigos periodistas no militantes y muy
críticos de mi rol, pero preocupados, y ofreciéndose a poner manos y
cabeza a una prudente distancia de su cinismo ya casi crónico, y que una
tarde entera en Tecnópolis en la que escuché las más variadas versiones
de encuentros y militancia sui generis y que “¿me puedo sacar una foto
con vos?” y yo que “sí, claro, pero siempre y cuando me prometas que vas
a convencer a uno para el ballotage”, y que los papás de los compañeros
de escuela de mi hija poniendo lo que no tienen de tiempo para detener
la ola amarilla, y que los científicos en Bariloche van a hacer una
marcha con platos y tablas de lavar.
Y que una de las organizadoras de la marcha de #Ni
Una Menos que me escribe “mis amigas troscas van a votar a Scioli,
saben que no es lo mismo, no comen vidrio”, y que la nota de Agostina
Bianchini, una votante de Altamira primero y de Del Caño después pero
que decidió pensarlo así: “en poco más de veinte días, tengo que ir a
votar de nuevo.Si no está mi candidato original ni el ´suplente’, ¿tengo
que votar por A o por B? No, podría impugnar mi voto, votar en blanco,
no ir a votar. Pero, ante la duda, decidí recolectar motivos para SÍ
votar a Macri o SÍ votar a Scioli. ¿Por qué? Porque para no elegirlos
como Presidente de mi país tengo una pila de razones. Para ambos.
Entonces, me senté a escuchar qué tenían de bueno para decirme de uno o
el otro sin ensuciar al que está sentado del otro lado.Y, para mi
sorpresa, encontré cosas. Para votar a Scioli me dieron los siguientes
motivos: Es el candidato “federal", el único que firmó actas compromiso
en todas las provincias; tiene un plan económico cuyo pilar fundamental
es la preservación de los puestos de trabajo y el salario de los
trabajadores, atacando problemáticas directas como IVA y ganancias; es
el candidato de la integración regional y viene conversando con los
líderes de la región para construir un verdadero espacio de comercio
regional que permita el desarrollo en precios competitivos; propone la
ampliación de inversiones en el sector industrial: en la provincia de
Buenos Aires se triplicaron los parques industriales y su idea es
replicar esa política en todo el país; probó con ProCreAr y con el Banco
Provincia el compromiso con la vivienda y el desarrollo de las Pymes
para el valor agregado; plantea subir la inversión en Ciencia y
Tecnología al 1% del PBI (hoy es el 0,7%). Además de una readecuación de
la inversión que ya se hace en educación (hoy es el 6% del PBI). Con la
AUH se llegó a la plena inserción escolar y ahora se apunta a la mejora
de la calidad educativa; va a trasladar la política de los UPAs a nivel
federal acercando la resolución de problemas del 95% de las cuestiones
de salud y tiene planeada una plataforma sustentable de transporte a
nivel nacional que integre la Argentina y genere nuevos polos
productivos y habitacionales como sucedió en la provincia de Buenos
Aires. Para votarlo a Macri, por otro lado, me dieron una sola razón:
Tiene ojos claros y no es un chiste”.
Y que Scioli mañana en
Parque Pereyra, el lunes en Lomas, el martes en Merlo y así cada día por
Ituzaingo, Moreno, Morón, 3 de Febrero, Tigre, Quilmes, Lanús, La
Matanza y los bosques de Ezeiza hasta el domingo 15 y ese “Mirala a los
ojos a tu vieja y a las amigas de ella, que están jubiladas o por
jubilarse.Conversa con tu amigo que labura en una fábrica o un comercio y
tiene aumento de sueldo dos veces por año. Acercate a ese compañero de
la secundaria al que le fue bien y tiene una empresita. Caminá por tu
barrio y charlá con esa maestra, con ese portero de escuela o enfermero
de un hospital que aunque se queje con razón de muchas cosas, está mejor
que hace diez años. Embarrate y andá al barrio popular más cercano que
tengas y averiguá cuantos pibes cobran la AUH o el PROGRESAR y
preguntale a los vecinos si sus casas siempre fueron de ladrillos. Date
una vuelta por las nuevas Universidades del conurbano e indagá sobre
cuántos de los estudiantes tienen padres profesionales y cuántos son
hijos de laburantes. Llamá por teléfono a ese amigo de la primariaque se
dedicó a estudiar y hoy es investigador en el CONICET, ARSAT o en una
empresa. Andate hasta el pub o el boliche de tu pueblo y pedile que te
cuente al músico que esté tocando si pudo grabar un demo o hasta el
primer disco con su música. Contactate con tu primo que tuvo suerte y se
está haciendo la casita con el PROCREAR.
Escribile un mensaje a
tu viejo, o a ese tío fanático del fútbol, y pedile que te cuente cuánto
se ahorra de cable y de bares pudiendo mirar el partido desde casa y
gratis. Sentate con tus hijos, abrazalos bien fuerte, y miren juntos un
capítulo de Zamba en PakaPaka. Después de hacer todo eso, pediles
disculpas a todos por las próximas mañanas, tardes y noches de ausencia.
Y explicales que en las próximas semanas vas a verlos poco, porque te
vas a dedicar noche y día a defender todo lo que conquistamos estos años
y que está en riesgo. Es más, invitalos a que te acompañen a tocar
timbre, a repartir un volante o poner una mesa en una esquina. Porque es
importante que entiendan que cuando decimos que "la Patria es el otro",
estamos hablando de ellos. Y que si bien vamos a dejar el cuero en la
pelea en nombre de Néstor y de Cristina, estamos dejando el cuero
también por ellos y porque este país no retroceda quince años y que nos
va la vida en esto y que hay que militar, convencer y enamorar”. Este
texto que primero fue eso y ya es una voz que recorre las redes
digitales y también las interpersonales.
Porque no soy una nena y
vi. Vi bastante pero nunca este movimiento tan de abajo hacia arriba que
crece tan desde el pie hasta hacerme estallar la cabeza de orgullo de
los miles que entienden lo que está en riesgo.
Y tuve que pensar
en mí. En mi vieja y su marido víctimas de los retiros voluntarios e
imposibilitados de jubilarse y de lo difícil que era en los noventas
arrancarles una sonrisa a esta pareja joven, pero arruinada
anímicamente, porque les decían que el problema de quedarse sin trabajo
era de ellos y no de un modelo que los expulsaba. Y de mi hermana que
estudiaba Sociología y que vivía como podía de telemarketer en negro y
que paró la olla de la familia completa por un tiempo largo. Y de mi
mamá vendiendo ositos de peluche hechos por ella y de mis dos años de
desocupación y que hice ropa y viví de mi miserable salario como docente
de la universidad y que hacía todo a pata para ahorrar en el bondi y de
cómo en 2000 y 2001 hicimos una biblioteca itinerante en el aula porque
los pibes no podían pagar los libros que pedíamos en la materia, pero
que, sabíamos, no podíamos expulsarlos de lo único que tenían que era la
universidad pública. Y tuve miedo. Y tengo miedo. Pero ahora es un
miedo en red, un miedo que no se rinde, uno que no paraliza, uno que no
se resigna. Es una ola humana en movimiento que como ya dice el slogan
de la nueva campaña del FPV en un afiche con fondo de flores y colores:
“que florezcan mil campañas”.
Y que florezcan porque aún no
ganaron y porque los que ganaron y aún no asumieron ya dan terror:
Martiniano Molina ya anunció que va a privatizar el servicio de
recolección de basura estatizado por Francisco Barba Gutiérrez durante
su gestión como intendente de Quilmes.
El director de Ciencias y
Tecnología de la Ciudad de Buenos Aires, Carlos Melo, brindó una
entrevista a la agencia de noticias de ciencia y tecnología de la
Universidad Nacional de San Martín (Buenos Aires) y allí sostuvo que su
idea de ciencias es que "El que trabaja mejor tiene que tener mejor
evaluación en su carrera de investigador y mejor salario. ¿Publicaste en
Science? Tenés 30 % más de salario. ¿No publicaste en Science? Mala
suerte, es la vida. Y que “Hay que evitar tanta dispersión: hoy se pone
dinero en demasiados proyectos, es como tirar para todos lados para que
una te salga. No tenemos dinero para eso, hay que ser cuidadosos y
elegir mejor".
El PRO adelantó en el coloquio de IDEA de hace
apenas días que vendería las acciones de empresas que posee la Anses.
Francisco Cabrera, ministro de Desarrollo Económico de la Ciudad, fue en
representación del PRO y propuso que una de las vías alternativas para
limitar la injerencia del Gobierno en los directorios de las empresas
sería vender las acciones que están en el Fondo de Garantía de
Sustentabilidad (FGS) de la ANSES. El proyecto todavía no tomó una forma
definitiva, pero es una de las ideas que ha debatido el equipo
económico del think tank Fundación Pensar, que dirige Cabrera, como
parte del programa del PRO, dado que el macrismo siempre se ha mostrado
muy crítico del uso que hizo el Gobierno de los directores estatales en
empresas públicas. Así lo explica una nota. Y no una de un temeroso
periódico bolche sino una del temerario diario La Nación.
Y
explica hoy David Cufré en Página 12 que “Macri ya dio muestras de su
firmeza para ajustar tarifas cuando la Ciudad aceptó el traspaso del
subte. El primer aumento fue del 127 por ciento en 2012, de 1,10 peso a
2,50. El segundo en 2013, del 40 por ciento, hasta 3,50 pesos, y el
último en 2014, del 29 por ciento, hasta los actuales 4,50. Un salto del
309 por ciento en tres años, mucho más que cualquier estimación de la
inflación en el período. En el transporte de colectivos, el boleto
mínimo treparía de 3 pesos a 10 sin subsidios. Quien realiza 60 viajes
al mes gasta 180 pesos con la tarifa actual, contra 600 pesos que
debería afrontar a valores de mercado. Con 100 viajes al mes, el costo
pasaría de 300 pesos a 1000. Para el salario mínimo de enero de 2016, de
6060 pesos, la incidencia saltaría del 3 por ciento al 10 con 60
viajes, y del 5 por ciento al 16,5 con 100 viajes”.
Y me da
miedo. Y se burlan algunos de este miedo. Porque creen que está
vinculado con que temo dejar de trabajar en los medios públicos y ganar
esos supuestos suculentísimos salarios. Quizás sean cortos, quizás no
les pasó, quizás se hayan olvidado. Y tal vez por eso no entiendan que
yo no me he enriquecido porque bien lejos estamos de tener como ingresos
las 90 lucas que canallescamente instalaron como verdad, que no tengo
casa propia, que no tengo auto y que no defiendo un proyecto político
porque me pagan. Lo hago porque esta década me dio lo más importante: me
devolvió la política, la autoestima, me permitió constatar que no
estaba loca, que eso que decía en las aulas era un debate más que
necesario, urgente de mi país, le reparó el gesto a mi familia y amigos y
todos ellos volvieron a sonreír, le permitió a mi vieja llegar a casa
con un regalito para su nieta y lo más importante: me generó las ganas
de traer a mi hija a este país porque es un lugar amable en el que reír y
abrazarse.
Ayer nos enteramos en el propio predio de Tecnópolis
que ese mega emprendimiento abierto, gratuito, de posible picnic y sin
cartelones de marcas de la dominación colonial iba a seguir abierto un
mes más.
Y mientras el sol hacía fuerza por salir y le ganaba a
las nubes, nos sentamos con amigos y nuestros hijos a disfrutar el show
de Zamba. Y vimos a Juana Azurduy, a Belgrano, a los granaderos sacar de
este suelo a los que no querían que fuésemos soberanos. Y vimos a San
Martín levantando su sable curvo triunfante gritar “seamos libres”. Y
oímos como miles de pibes de cientos de escuelas argentinas junto a
nuestros hijos le respondían a la figura del libertador que sí, que
fuéramos libres y que lo demás, lo demás “no importa nada”.
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