lunes, 1 de octubre de 2012

Programa SF 34 - Francisco "El Barba" Gutierrez y Mercedes De Pino - 29 de Septiembre de 2012



Paranoia
Editorial Sintonía Fina del 29-9-2012. 
Por Mariana Moyano

Ustedes me van a comprender, yo lo sé, y van a saber disculpar cierto estado de paranoia -política y no policial, mal que le pese a la cloaca virtual y periodística-. Hay olorcito a cosa sucia. Hay tufillo a operación desmadre. Hay aroma a intento de reedición. 

Este permiso que les pido y que le doy a cierta paranoia trae de 
la mano algunas lecturas y miradas conspirativas y desde esa licencia hago la afirmación para que luego minimicemos, confirmemos, descartemos o le demos una vuelta más para que se transforme en otra cosa: hay quienes están haciendo un esfuerzo inmenso para reeditar los antagonismos políticos de la Ezeiza del 20 de junio de 1973.

"Eh, no. No exageres", debe estar gritando alguno mientras otro piensa que esto no es más que un delirio. Me apuro a aclarar que ya sé. Que no se trata de lo mismo, que el momento político es distinto, que la época es otra y que el paso de la historia y su peso sobre las espaldas de los pueblos hace su trabajo.

Por otro lado, hay un barbudo, uno de Treveris para ser más precisa, que lo dijo tan pero tan bien allá por 1852 que para qué buscar una fórmula mejorada cuando la de él es insuperable: "todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Una, como tragedia y la otra como farsa".

Entonces, no se trata de pensar que algo de otro tiempo puede reiterarse sino de echar una miradita, aunque más no sea, de refilón, hacia el rincón en el cual se reúnen los que ponen ahínco, esfuerzo e intención para que eso sí suceda. Es decir, atender al deseo de algunos más allá de si tienen con qué o si son dueños de algún cómo para llevar adelante ese objetivo.

Es cierto que a quienes andan en eso se les nota el gesto y, a veces, hasta se les ven los piolines. La invitación es a no descartar, así de cuajo, y espantar la idea con el ademán que la mano le dedica a la mosca.

Hay hechos que no son hijos de la torpeza y hay secuencias narrativas que no son herederas de la casualidad. ¿Adónde lleva una interpretación más o menos atenta y apenas un poco responsable de la foto del acto del martes 25? ¿Qué es un palco que tiene como protagonistas a Claudia Rucci, Jorge Busti, Hugo Moyano, Adolfo Rodríguez Saá, Francisco De Narváez, José Manuel De La Sota y Eduardo Amadeo y que levanta banderas íntimamente ligadas más a lo que implica Rucci que con su propia historia individual?

¿Cómo leer las notas de un número uno del diario en guerra, cuidadosamente separadas en el tiempo entre sí y con una marcación de territorio característica de un macho alfa? Primero le dedicó una carta a Néstor Kirchner, luego, con un tono similar se dirigió a su esposa cuando ella ya ocupaba la primera magistratura y este año se lanzó a la demarcación de la cancha con la biologicista y poco feliz fórmula del GEN Montonero y hace pocos días con "grupos armados de ultra izquierda que borraron sus últimos rasgos de peronismo".

El kirchnerismo los (nos) puso en un problema de, digamos, ubicación. Peronistas de Perón y Evita, como gustan decirse, afirman con la autoridad que les da la pertenencia que ningún otro gobierno desde 1955 ha respetado tanto la Constitución de 1949. Radicales de Yrigoyen y Alem se entusiasman con las medidas ejecutadas por el Ejecutivo porque, aseguran, se está realizando lo que a Raúl Alfonsín el poder económico no le permitió. Comunistas no sectarios caminan a sus anchas por la también ancha avenida en la cual el progresismo se siente cómodo. Montoneros y erpianos defienden y se emocionan con la misma intensidad que la primera vez cuando escuchan la repetición de las palabras de aquel Kirchner diciendo "pertenezco a una generación diezmada". Madres, Abuelas, Hijos, Nietos y Hermanos no tienen el más mínimo inconveniente de aceptar que no confiaron en ninguno y que ahora este proyecto los incluye y los representa.

Todo eso convive. No sin tensión, pero sí con fuerza esperanzada dentro de este peronismo que igual que el de siempre camina por la ruta de lo indefinible.

Y eso molesta, incomoda, enoja, enfurece y, a veces, pone en acción a los que nunca se quedan quietos sino que sólo desensillan un rato... hasta que aclara.

Extraña, entonces que un fenómeno tan particular se consolide. Se trata de la malformación de toda lógica política, pero al sentido común dominante no sólo que no le extraña sino que lo fogonea, lo provoca, lo busca, lo desea: El antiperonismo más rancio celebra y propugna un espacio común de los adversarios históricos. Diarios centenarios y oligárquicos se olvidan de pasados, de curricula y de prontuarios de los potenciales manipulables de hoy y el ex vocero de desarrollismo niega que el fifty-fífty sea una medida popular. Y en el medio una presentación diaria de distritos bonaerenses que se instalan en el imaginario como algo bien cercano al far-west. Allí no hay familias, trabajo, vida cotidiana, costumbre y rutinas, sino el miedo propio de las zonas calientes.
Un esfuerzo denotado y escondido para que nadie pueda liderar el descontento. Un cacerolazo como etapa final de la representación institucional. Un línea de conducta hacia el único resultado posible: el caos como preciso diagnóstico de época.

Acepto -ya lo dije- el mote de paranoica, pero usted, sólo mire las caras, escuche las demandas, vea cómo traen el pasado para que retumbe acá a la vuelta. Y ametrallan sólo que agazapados, trajeados y prolijitos. Y después del estruendo miran a cámara y dicen, sin ponerse colorados, que ellos sólo piden mesura... Mesura y, por supuesto, conferencias de prensa

No hay comentarios:

Publicar un comentario